MAGDALENA VICUÑA 1329
Como el pálpito de un fugaz cotidiano
cabalgas encabritado,
cruzas y llegas tarde a todo
y ese dolor no apacigua el abandono.
Un tren a lo lejos se lleva el último recuerdo
y en la punta de una colina veo tu silueta entrada en carnes.
Así todo
sigues siendo,
como la noche que te esperé y el silencio te enmudeció...
En una pared rota cuelga tu retrato
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