No sé si sentirme afortunada o desafortunada por no tener pareja, simplemente no me enrollo. Por el momento no me siento sola, tengo mil actividades, reuniones sociales, vivo rodeada de amigos y a mis 32 años me siento en la plenitud de mi vida.
Pero en esta ocasión, que soy parte de la organización de la despedida de soltera de una amiga, no deja de ser incómodo que todos hagan comentarios del tipo: “estaría buena que organizaras la tuya”, “así como vamos el tren pasó de largo por esta estación”, “en algún minuto irás a tener hijos”…
¿Cuál es el afán de incluirme en el clan happy family?.
No es inmadurez, no es miedo al compromiso, no es falta de cojones, simplemente no hay explicación médico/patológica a mi caso. Disfruto la vida sin presiones, no he encontrado a la persona indicada, no quiero seguir haciendo un doctorado en pasteles y sencillamente soy feliz así, viviendo el día a día intensamente sin cuestionamientos morales de por qué no soy una mujer casada.
Tal vez los patrones sociales indican que lo correcto es que una mujer a mi edad esté en otra etapa de su vida. Bueno, en mi caso no es así y mi estado va a seguir igual porque las presiones no hacen eco en mí, odio las estructuras de ese orden. Me quedan muchas cosas por hacer aún, una de ellas quizás sea la vida en pareja, pero no ha llegado el momento para eso, así como para un montón de otras cosas. Step by step. Y créanme que este tema le quita más el sueño a muchos casados frustrados que quieren “arreglarle” la vida al resto. Yo duermo feliz y tranquila, pensando si al día siguiente saldré de happy hours con mis amigas o iré al gimnasio…
